sábado, 21 de noviembre de 2009


Jaina Proudmoore

Cuando era una joven aprendiz del Kirin Tor, Jaina fue proclamada todo un prodigio. Su mentor, el venerable archimago Antonidas, creía que algún día la talentosa hechicera tomaría su lugar como líder del Kirin Tor. Aunque Jaina se dedicaba por completo a sus rigurosos estudios de lo Arcano, tuvo una relación romántica con su amigo de la infancia el príncipe Arthas Menethil, hijo del rey Terenas II. Fuertes lazos unían a Jaina y a Arthas, pero con el tiempo tomaron diferentes caminos para seguir sus vocaciones por separado. Arthas estaba ocupado con sus deberes como paladín de la Mano de Plata y como heredero al trono de Lordaeron, mientras que Jaina iba camino de convertirse en una de los más poderosos magi de Azeroth.


Cuando la Plaga de no-muertos comenzó a asolar Lordaeron, Jaina y Arthas volvieron a coincidir. La talentosa hechicera trabajó con el Príncipe para desvelar los siniestros orígenes de la Plaga, y en el proceso presenció los infructuosos intentos de Arthas por detener la propagación de la no-muerte. Jaina estuvo con Arthas en las afueras de Stratholme cuando este tomó la terrible decisión de acabar con la ciudad infestada por la Plaga. Sin embargo, Jaina no tomó parte en semejante atrocidad. Cuando la caída de Lordaeron ante la Plaga parecía inevitable, Jaina guió a un grupo de supervivientes de la Alianza hasta Kalimdor para luchar contra la Legión Ardiente. Allí, las fuerzas de Jaina ayudaron a expulsar a la Legión de Azeroth con la ayuda de los orcos y de los elfos de la noche. Esta alianza temporal fue posible gracias al Profeta, un ser misterioso que trabajó por la unión de los humanos y los orcos contra la Legión. Tras la derrota de la Legión, Jaina fundó la fuerte ciudad portuaria de Theramore en la escarpada costa oriental de Kalimdor. Además, mantuvo la paz entre sus fuerzas y los orcos con ayuda de Thrall. Debido al trabajo incansable de Jaina, Theramore continúa siendo hoy en día un bastión de la Alianza en Kalimdor.


Actualmente, la Horda y la Alianza están sumidas en una guerra absoluta en Rasganorte contra el Rey Exánime, que poco antes se había fusionado con Arthas para convertirse en un único ser. La ofensiva está cobrando fuerzas y Jaina a veces intenta actuar como mediadora entre las facciones de la Horda y la Alianza. Recientemente, intentó sofocar un acalorado enfrentamiento entre el rey Varian Wrynn y Garrosh Grito Infernal cuando discutían el inquietante hallazgo de un dios antiguo bajo Ulduar, la ciudad de los titanes. Mantener la paz entre los obcecados líderes de estas dos facciones no es tarea fácil, pero Jaina está decidida a centrar sus energías en derrotar al Rey Exánime. Para Jaina este imperativo es algo más que el simple deber de defender a su pueblo: es algo personal. Quizá en el fondo cree que el Arthas que conoció en el pasado aún existe en algún lugar en el interior del Rey Exánime, esperando ser liberado.

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